Ponche segoviano y su origen
Anímate a disfrutar de un exquisito ponche segoviano que cautivó en la década de 1920 el paladar del rey Alfonso XIII. Esta maravilla culinaria, pese a su nombre, no es una bebida si no un postre.
Tiene sus orígenes en Segovia y está entre los dulces predilectos de los españoles. De hecho, la mayoría ha escuchado sobre él. Sin embargo, fuera de la localidad es difícil encontrar un ejemplar fiel.
Esto ha llevado a muchos madrileños a viajar 90km para disfrutar su sabor auténtico. El ponche segoviano tiene 4 preparaciones individuales que luego se cohesionan para tratar a tu paladar como un rey.
¿Qué ingredientes necesitarás?
Te contaremos qué ingredientes serán indispensables para preparar un ponche segoviano de ocho porciones.
- El bizcocho requiere 75gr de maicena, las claras de tres huevos y seis yemas de huevo.
- El almíbar precisa dos partes de azúcar, dos de agua y la cáscara de 1 limón.
- La crema de yema se hace como tres yemas de huevos, una clara de huevo, 125gr de azúcar y 50ml de agua.
- Finalmente, el mazapán se prepara con 250gr de almendras molidas, 1 cucharada pequeña de agua, una clara de huevo. También necesitarás 250gr de azúcar pulverizada
¿Tienes todo listo? Entonces, ¡manos a la obra!
¡Comienza con el bizcocho!
El primer paso es precalentar tu horno a 170º, entretanto cubre la bandeja que utilizarás con papel de horno. En un recipiente y con ayuda de una batidora eléctrica mezcla los huevos por espacio de diez minutos. Puedes parar cuando hayan triplicado su volumen o la mezcla esté nívea.
Ahora estás listo para tamizar la harina, luego irás mezclando todo lentamente. Pasa la pasta a tu bandeja, reparte de forma uniforme para que cubra cada rincón. ¿Cuánto dura en el horno? Apenas doce minutos, al estar listo permite que enfríe.
Para terminar el bizcocho, que es la primera fase, corta las orillas así tendrás un acabado uniforme. ¡Recuerda que primero “comemos” con la vista! Culmina cortando en tres secciones parejas.
Segunda fase: ¡la crema de yemas!
Para hacerla tienes que elaborar el almíbar. Verás qué sencillo es en base al azúcar y el agua mezcla a consciencia hasta que esté espesa. Lo recomendable es que su consistencia sea firme.
Ten otro envase listo para que puedas batir las yemas. Agrega de a poco el almíbar, entretanto bate con entusiasmo las yemas evitando que lleguen a cuajarse.
Con la mezcla lista, es el momento idóneo para traspasarla a otro recipiente que pondrá a fuego medio. Recuerda que tienes que vigilarlo y remover de forma constante. Así te asegurarás que espese, una vez listo será cuestión de dejarlo enfriar.
Tercera fase: ¡elaborar el mazapán!
Con todos los ingredientes a la mano, empieza por mezclar en un recipiente la clara de huevo, las almendras molidas y el azúcar pulverizado. Luego date vida amasando con tus manos, el objetivo es que se forme una masa.
Si sientes que la masa comienza a secarse, puedes solucionarlo agregando pequeñas cucharadas de agua. ¡Mantenerla hidrata es sencillo! Por último, permite que repose.
Fase culmen: el acoplamiento
Luego de esmerarte para que cada elemento quedase a pedir de boca, ¡es el momento de armar todo el conjunto! Hay que empezar con el almíbar. Mezcla agua, azúcar y la cubierta del limón en una olla, cocina a fuego medio. Permite que hierva para que el resultado sea una textura ligera.
Ahora trabajarás con las tres secciones del bizcocho. Aguijonea cada parte y píntala con ayuda del almíbar, cerciórate que esté bien húmedo. Después coloca una película de la crema de yema en la primera parte. Revisa que quede lisa y pon la segunda parte con la película de yema.
Toca repetir el proceso hasta que todas las secciones estén cubiertas. Distribuye el mazapán entre 2 papeles de horno, siempre buscando que esté lo más delgado que puedas.
Ubica encima del bizcocho, cubriendo cada rincón. Al acabar esta fase, alinea el conjunto y luego corta las partes donde sobre el mazapán. Disemina el azúcar pulverizado por la parte superior del ponche segoviano.
El último aspecto que le otorgará una apariencia de primera será el aguijoneado. Echa mano de un pincho metálico para trazar rayas y crear una bonita decoración de rombos.
Recuerda calentar el pincho con ayuda de un soplete. Repasa las rayas que hiciste y lograrás que el azúcar esté a punta de caramelo.
¿Cómo se originó este emblemático postre?
Esta irresistible receta nació del buen gusto y la mano diestra del confitero Frutos García Martín. Dueño de El Alcázar confitería que tiene registrada la patente con el número P-9500891.
Ellos poseen el registro del producto. La historia cuenta que el monarca Alfonso XIII solía veranear en las cercanías, específicamente en La Granja. El rey no perdía oportunidad de consentir sus papilas gustativas con su postre favorito.
De hecho, ayudó a darle un “empujón” al ponche segoviano para que más personas lo disfrutasen. ¿Cómo? Se unió a las personas que motivaban al confitero a participar en la Exposición Universal de Barcelona.
¡Vaya que fue un buen consejo! Pues el delicioso platillo se llevó la medalla de oro en el año 1929. Así pudo difundirse por todo el país para que pudiesen disfrutarlo y recrearlo de manera artesanal.
Curiosidades
La receta original la conservan en El Alcázar, sin embargo hay múltiples versiones. Hay quien le agrega al bizcocho una cuchara sopera de aceite de oliva, una rama de canela a la crema. Así como gotas de limón al mazapán y ron al jarabe.
Incluso hay quienes sugieren que tiene orígenes árabes por el empleo del mazapán, bizcocho y la crema. Por otra parte, puede ser que el pastelero haya sido influido por los sabores e ingredientes árabes.
¡Su ingenio hizo de este postre una bandera de la repostería de Segovia! Muchos al escuchar sobre él asumen que es una bebida. No obstante, puede que la alusión a “ponche” sea un guiño al empleo de leche y huevos en la receta.